Salmos 121 en la Biblia: Dios te guarda en todo momento

En este edificante artículo hablaremos sobre el Salmos 121: Dios es tu guardador. Aprende junto a nosotros lo que dice esta alabanza en la Biblia sobre que: Hallarás refrigerio para tu alma y paz para tu corazón.

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Salmos 121

El Salmos 121 es una de las alabanzas preferidas para entonar en honor y adoración a Dios por los peregrinos durante su travesía a la ciudad de Jerusalén. De allí su nombre como composición de canto para los peregrinos o para las peregrinaciones.

Las peregrinaciones del pueblo judío a la ciudad de Jerusalén las hacían tres veces al año. Y las hacían en ocasión de celebrar tres de las fiestas que por mandato perpetuo ordenó Dios a hacer al pueblo judío.

Estas fiestas sagradas eran las de la Pascua, Pentecostés y la fiesta de los tabernáculos. Los peregrinos se movilizaban en caravanas para llegar a la ciudad de Jerusalén con el fin de adorar en la presencia de Dios en el templo y presentar sus ofrendas para el sacrificio.

Los peregrinos judíos hacían su travesía, pero en diferentes oportunidades les tocaba enfrentar obstáculos, tanto en asuntos de la tierra como espirituales. Por eso entonaban durante su viaje, este cántico compuesto por el rey David.

Quien nunca dudo de levantar su mirada a lo alto de la montaña de Sion, para procurar la protección de su Dios Todopoderoso y Padre Celestial. De igual forma los peregrinos adoraban a Dios con el Salmos 121, porque tenían la plena confianza en que el Señor los acompañaría en todo su andar, desde la salida hasta la entra a Jerusalén.

Por eso el Salmos 121 se titula el Señor guarda a su pueblo, el Señor es tu protector o el Señor es tu guardador en todo momento. Un salmos que llega a ser conocido hoy como el Salmos de la Protección de Dios para con su pueblo.

¿Qué nos enseñan los peregrinos y sus peregrinaciones con el Salmos 121?

Los peregrinos al entonar el Salmos 121 durante sus peregrinaciones nos enseñan, lo duro que debe haber sido el camino de ida hasta el templo de Dios, así como el de regreso a sus casas. Un camino que además era largo debiendo permanecer en él tanto de día como de noche.

No obstante, el llegar y estar ante la presencia de Dios en su templo bien valía la pena la travesía peligrosa y larga. Sabían que Dios los reconfortaría y protegería en su viaje de cualquier caída o lesión, ya que el camino era bastante accidentado y montañoso.

El Señor los guardaba y protegía de saqueadores ocasionales que solían encontrarse en el camino. Pero aún más, los protegía de ellos mismos de apartarse de la comunión con Dios, guardando así su vida espiritual permaneciendo en la presencia del Señor de los ejércitos, Jehová Dios.

En tanto que con respecto a nuestras vidas hoy, la enseñanza que recibimos, es que podemos ver claramente el inmenso poder del Señor. Quien resguarda a sus escogidos, a sus santos apartados, a su iglesia, cuando claman mirando a lo alto de la montaña pidiendo la protección del Señor.

Con este salmos aprendemos a descansar y confiar de todo corazón, en nuestro verdadero y puro reposo Nuestro señor Jesucristo. Quien, con toda su fuerza, poder y ante toda circunstancia vendrá prontamente en nuestro auxilio.

Salmos 121, versos

Al leer el Salmos 121 encontramos que el salmista, en este caso el rey David que es su autor; el primer verso que escribe, lleva el propósito de despejarse él mismo una duda pasajera, en cuanto su confianza o fe en Dios. Posteriormente, años después al ser cantado por los peregrinos en su peregrinaje a Jerusalén, el Salmos 121 es una herramienta muy útil para afirmar su fe.

Porque al entonarlo van declarando palabras de fe, edificantes y verdaderas, contenidas en 8 versos que le dan toda la gloria al Señor. De manera que cuando se proclama, tanto por los peregrinos en tiempos antiguos, así como, por nosotros hoy día, afirmamos en nuestro corazón y mente que Jehová de los ejércitos es nuestro fiel guardador y protector.

Los ocho versos del Salmos 121 proclaman la majestad de Gloria del Señor y lo Todopoderoso que es el Gran Yo Soy, el Dios de Jacob. A continuación, se transcriben textualmente los ocho versículos del Salmos 121 y posteriormente haremos una reflexión deteniéndonos en cada verso.

A fin de poder entender desde el contexto del tiempo de las peregrinaciones a Jerusalén, así como también meditarlo en función de estos tiempos y en nuestras vidas, de cómo Dios nuestro Señor, en todo momento será nuestro guardador y protector.

Salmos 121: El Señor te protegerá

A continuación, el Salmos 121 completo en la traducción bíblica de la Palabra de Dios para Todos (PDT). El Señor te protegerá, un canto para los peregrinos:

1 Miro a lo alto de las montañas en busca de ayuda, ¿de dónde vendrá mi ayuda?

2 Mi ayuda vendrá del SEÑOR, el creador del cielo y de la tierra.

3 Dios no te dejará caer; tu protector nunca se dormirá.

4 El protector de Israel nunca duerme ni se deja rendir por el sueño.

5 El SEÑOR es tu protector. El SEÑOR siempre está a tu lado como una sombra, para protegerte.

6 El sol no te lastimará durante el día ni la luna durante la noche.

7 El SEÑOR te protegerá de todo mal, protegerá tu vida.

8 El SEÑOR protegerá tu ida y tu venida, desde ahora y para siempre.

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Versos 1 y 2: ¿De dónde vendrá mi ayuda? Confía, vendrá del Señor

En el tiempo que David compuso la alabanza del Salmos 121, se tenía la costumbre de hacer altares en las montañas en señal de adoración, honra y agradecimiento al Dios de Israel. Quizás por eso David inicia su cántico de alabanza diciendo:

Salmos 121:1 (PDT): Miro a lo alto de las montañas en busca de ayuda, ¿de dónde vendrá mi ayuda?

Por la pregunta que se hace David buscando ayuda, se puede quizás entender que estaba viviendo una situación de gran crisis. En medio de ese estado de tribulación, David levanta su mirada a lo alto preguntándose de donde vendrá su ayuda, indicando que pudo tener un breve momento de duda.

Quizás el breve instante de duda fue porque en ese tiempo el pueblo de Israel se había mezclado con personas que adoraban a dioses extranjeros. David pudo pensar por un instante si esos dioses falsos eran capaces de sacarlo de su angustia.

También pudo buscar en su mente por un instante si existía persona alguna en la tierra que lo pudiera ayudar. Pero la duda fue despejada al instante y fue su corazón el que le dio la respuesta:

Salmos 121:2 (PDT): 2 Mi ayuda vendrá del SEÑOR, el creador del cielo y de la tierra.

Su corazón le hizo ver a David que no sería el hombre, ni dioses ajenos, ni algún monte grande, de donde vendría su ayuda. Su ayuda solo podría venir del Señor, su Dios, el Yo Soy. El mismo Dios que se le había aparecido a sus antepasados, el mismo Jehová que lo había socorrido en pasadas tribulaciones.

Y el mismo Dios que le seguiría manifestando su poder y grandeza, con esta y otras adversidades por experimentar. Su ayuda vendría del Dios fiel, un Dios que siempre ha estado, está y estará presente.

Para los peregrinos

Estos dos primeros versos para los peregrinos que se exponían a los peligros del camino de ida a Jerusalén y regreso a sus casas. Era un clamor de adoración por la confianza que tenían en la protección y cuidado que tendría de ellos Jehová Dios y Todopoderoso.

Jehová de los ejércitos los libraría de toda asechanza en el camino, socorriéndolo de forma expedita. Además de avivar la fe en su corazón y el deseo de presentarse ante la presencia de Dios en su Templo.

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En nosotros

De igual forma, nosotros hoy en día debemos depositar la misma confianza que tuvieron los peregrinos y David en el Señor, entregándole el control de nuestras cargas y problemas. Debemos romper con la creencia de poner la confianza en el dinero que se pueda tener.

Romper con la seguridad que podamos pensar erróneamente dan las posesiones materiales. Así como despojarnos del pensamiento que la ayuda pueda venir del hombre y no de Dios.

Más bien debemos avivar nuestra fe, para que nuestro corazón responda como el de David. Que nuestra ayuda vendrá de Dios Todopoderoso, el Yo soy que tiene el control del cielo y tierra, así como de todo lo que existe en ella.

Salmos 24:1 (RVR 1960): De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.

Dios tiene cuidado de nosotros, así como el control de todo lo que está y pasa a nuestro alrededor. De manera que, no hay ni habrá acontecimiento alguno, que podamos estar viviendo, que el Todopoderoso no tenga bajo su total control para resolverlo:

1 Corintios 10:13 (DHH): Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para que puedan soportarla.

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Versos 3 y 4: Nunca duerme el que te guarda

En los versos 3 y 4 el salmista nos dice que el Señor nunca duerme, ni se cansa, ni se impacienta. Porque es un Dios Todopoderoso que protege a sus santos y pueblo escogido por donde quiera que vayan.

No permitirá que el pie de sus escogidos de al resbaladero y caiga, porque nada se escapa de su control:

Salmos 121: 3-4 (PDT): 3 Dios no te dejará caer; tu protector nunca se dormirá. 4 El protector de Israel nunca duerme ni se deja rendir por el sueño.

Para los peregrinos

En el tiempo de los peregrinos ellos podían ser fieles al mandato de Dios porque confiaban en el Señor, su Dios. Es esa confianza en la que se volcaban a realizar su travesía por caminos por lo que debían salvar precipicios, cruzar o bordear montañas con tal de llegar a la presencia de Dios, en obediencia y presentar sus ofrendas en el altar del templo de Jerusalén.

En la travesía, los peregrinos proclamaban este cántico avivando en sus corazones la misma fe que tuvo David en su corazón al componer el Salmos 121. Ellos no negaban lo peligroso que era el camino, pero afirmaban su fe al creer y confiar que Dios iba con ellos; y que Él con su poder no permitiría que alguno de ellos resbalara y cayera.

En nosotros

Estos versos los debemos entender nosotros o nos hace reflexionar que el señor no permitirá que caigamos eternamente al resbaladero que representa el mundo. Que, ante cualquier prueba o tentación, Dios siempre nos levantará y reafirmará en Cristo Jesús, por su gran amor y misericordia.

De manera que, solo el señor es capaz de guardarnos de caer ante alguna tentación y desviar nuestro camino, por lo que no permitirá que nos alejemos de la fe. Jesús nos enseña que seguir el camino iniciado por Él no es fácil.

De igual forma nos anunció que seriamos perseguido y atacados con tal de desviarnos o persuadirnos de dejar a un lado nuestra fe en Cristo. Pero así mismo, también el Señor nos promete diciendo:

Isaías 41:10 (DHH): No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa.

Debemos estar conscientes que el permanecer en la fe de nuestro Señor Jesucristo es superior a cualquier gigante o monte que podamos tener frente a nosotros. Nuestro Dios está en control de todas las cosas y nos garantiza la victoria.

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Versos 5 y 6: El Señor te protege de día y de noche

David antes de ser rey y cuando era perseguido por Saúl, fue mucho el tiempo que paso yendo de aquí para allá escondiéndose. Estos trayectos eran por zonas agrestes y llenas de peligros ocultos, tenía que acampar por las noches y movilizarse de día.

Cuando escribió David, el salmos 121 estaba bajo una situación angustiante, por la manera que lo inicia en los dos primeros versos. Pero aún en esta situación él confiaba que Jehová su Dios, el Dios de Israel lo protegería en todo momento, tanto de día como de noche, de cualquier amenaza de peligro. El Señor iba siempre de su lado como una sombra protectora.

Salmos 121: 5-6 (PDT): 5 El SEÑOR es tu protector. El SEÑOR siempre está a tu lado como una sombra, para protegerte. 6 El sol no te lastimará durante el día ni la luna durante la noche.

Para los peregrinos

En el tiempo de las peregrinaciones a Jerusalén, el recorrido que hacían los peregrinos duraba días. Por lo que durante el día caminaban bajo un sol inclemente y agobiante de gran calor sofocante, además de sortear las amenazas del terreno.

Mientras que, durante la noche se exponían a los peligros de ser asaltados por bandidos o atacado por animales. Pero los peregrinos hacían sus cánticos adorando a Dios porque sabían que Jehová, no solo los salvaría de los peligros que los ponían en riegos de ser afectados físicamente.

Sino que también los protegería de las inclemencias de las condiciones naturales del camino que recorrían. Las condiciones climáticas no les amilanaba el ánimo de realizar su peregrinación, confiaban que Dios sería su sombra protectora.

Dios les daba la fuerza necesaria para no fatigarse durante el día ni desvelarse durante la noche. Guardando su sueño y así poder descansar para retomar el camino al despuntar el día.

En nosotros

Hoy día estos dos versos nos hacen meditar en los momentos que nos dejamos enganchar por el afán del día. Momentos en los que nos sentimos agobiados y cansados por el trabajo, las responsabilidades o situaciones del mundo a las que día a día nos toca enfrentar.

En esos momentos de gran afán, ante todo debemos avivar nuestra fe, recordando que el Señor y Dios nuestro es el que tiene el control de todo. Dios es quien nos guarda y protege, de la misma forma nos fortalece y da la sabiduría para resolver las situaciones tanto en lo físico como en lo espiritual.

Dios es nuestra sombra protectora que va junto a nosotros por donde quiera que vayamos. Su presencia no la podemos ver, pero si sentir y se manifiesta su cuidado por nosotros de muchas formas y maneras, ¡Aleluya!

Versos 7 y 8: El Señor te protege tu ida y tu venida por siempre

El Salmos 121 finaliza proclamando que el Señor y Dios todopoderoso nos guarda y protege de todo mal. El protege y cuida nuestras vidas tanto en lo físico como en lo espiritual.

Esta promesa la vivió el salmista David, los peregrinos que iban a Jerusalén a celebrar y honrar a Dios. Así como aun nosotros creyentes en la fe de Cristo Jesús, proclamamos este Salmos con la seguridad y gozo que en el señor estamos guardados y protegidos de todo mal.

Desde que aceptamos el llamado del Señor y le abrimos voluntariamente nuestro corazón, Dios nos hizo aceptos en Él. Para ser adoptados como hijos desde ese día y para siempre por toda la eternidad.

Ahora te convidamos a meditar en el Salmos 46: Dios es tu protección y fortaleza. Así como leer estos Versos bíblicos de aliento en momentos difíciles. O también hacer estas Oraciones cristianas que eliminan sus temores.

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