Entra en este artículo y conoce con nosotros cuál es el significado de las palabras bienaventurado el que es pobre de espíritu porque heredará el reino del cielo. ¿Qué quiso decirnos nuestro Señor Jesús con esta bienaventuranza?

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Pobre de espíritu definición bíblica
Ser pobre de espíritu según el criterio bíblico guarda una relación con el ser interior. Esta característica la vemos en las bienaventuranzas enseñadas por Jesús en el Sermón del Monte, Mateo 5:1-12.
Mateo 5:3 (RVR 1960):
“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.”
En el contexto de las bienaventuranzas, Jesús venía sanando al hombre exterior, sanaba a los endemoniados, sanaba a los enfermos, en el capítulo 4 del evangelio de Mateo. Pero ahora venía el trato de Dios con el hombre interior.
La felicidad “Makarios” que anhela Jesús para su Iglesia
El término Makarios que es la palabra original en griego Μακάριος, es la que encabeza cada una de las nueve bienaventuranzas. Esta palabra se deriva de la raíz griega μακάρ, transliterada makar que tiene un doble significado de feliz: Afortunado y bendecido.
Traduciéndose así Makarios en la palabra en idioma español, bienaventurado. Cuando Jesús empieza a hablar de la felicidad en el Sermón del Monte, antes de esto primero tuvo compasión del pueblo.
Esa compasión se ve manifiesta en sus obras de sanación, liberación, grandes prodigios. Esto es muy importante, Jesús actuaba así porque siempre veía a las personas como ovejas que no tenían pastor, las veía en medio de lobos.
Jesús en sus sermones veía a las multitudes, pero también veía a las personas de forma individual en medio de la multitud. Pero, cuando veía a la persona de forma individual también veía la multitud.
Jesús de igual forma identificaba entre la multitud, a quien lo seguía y quien lo perseguía, Él tenía el control de todos y lo tiene. En el Sermón del Monte, Jesús a la gente les empezó a hablar de felicidad, aquí podemos ver que anhelaba y anhela que su pueblo sea feliz.
La felicidad que el mundo persigue
El mundo va en busca de la felicidad, pero cuando ve que la consigue, tiene que volver a buscarla porque no estaba allí. Porque después que obtienen lo que quieren, pensaban que eso lo haría feliz, pero no era así.
Esa es la gran frustración de la gente, el mundo hoy anda detrás de algo que nunca consigue. Lo persigue, pero no lo consigue y Jesús cuando empieza a hablar de felicidad a los judíos, todos estaban viviendo en ese tiempo una gran tragedia, el imperio romano los había subyugado estaban dominados y desanimados.
El pueblo estaba bajo el látigo del imperio romano, no era fácil para ellos y que le hablarán de esta forma de la felicidad era extraño. Tal vez la felicidad para ellos era que derrocarán el imperio extranjero, que los liberarán de ese yugo romano.
Pero no fue así Jesús les dijo, la felicidad no está allí, no es que sean libres del yugo romano. Ser libre del yugo romano no es malo, eso sería maravilloso, pero realmente la felicidad es otra cosa. La felicidad está en desarrollar las nueve bienaventuranzas, nueve características necesarias en las personas.
Pobre de espíritu una de las nueve características necesarias
La felicidad está en tener los nueve puntos de las bienaventuranzas, las nueve características que deberíamos de tener todos los cristianos. La felicidad plena, no es tener uno y que nos falten ocho, o tener cinco y nos falten cuatro.
Es necesario tener nueve de los nueve caracteres que describen las bienaventuranzas. Dios en eso nos procesa como un padre a sus hijos y obra en nosotros para que funcionemos en todos esos nueve caracteres:
- Pobreza de espíritu.
- Llanto.
- Mansedumbre.
- Hambre y sed de la justicia.
- Misericordia.
- Corazón limpio.
- Reconciliación.
- Padecer por causa de la justicia, que es Cristo.
- Considerar una honra el vituperio y la persecución por seguir a Cristo.
Como cristianos, todo esto es lo que nos va a hacer verdaderamente felices. No es nada más tener mansedumbre sino también tener amor, no es solo tener misericordia y los otros carácteres cristianos, como el ser pobre de espíritu no.
La felicidad es un propósito de Dios para nuestras vidas, por eso Jesús emplea la palabra Makarios que lleva implícito el ser doblemente felices. Jesús nos dice: “Yo anhelo que ustedes sean felices”, por eso en el evangelio de Juan, Jesús también nos dice:
Juan 10:10 (RVR 1960):
“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” La primera de las de las nueve bienaventuranzas es el ser pobre de espíritu. Esta es la entrada porque de quien la posea tendrá la entrada al reino de los cielos.
Diferencia entre el rico y pobre de espíritu
El pobre de espíritu tiene un significado de humildad, ya que el humilde, es el que se entristece cuando peca, porque volvió a ofender a Dios. El humilde, lucha por no desagradarle al señor, pero tampoco puede caer en orgullo, de manera que tiene que perdonarse y pedirle perdón a Dios.
Por otro lado, el orgullo es una característica terrible del rico de espíritu. Veamos a continuación el contraste entre la bienaventuranza del pobre de espíritu en función de la humildad y el rico de espíritu en función del orgullo:
- El orgullo divide mientras que la humildad crea puentes y unifica.
- Los orgullosos son insensibles ante la necesidad de los demás y extra sensibles cuando se trata de ellos mismos. En contraparte, los humildes sienten misericordia por los demás.
- El orgulloso, crítica porque siempre está viendo la paja en el otro. Mientras que el humilde, calla porque ve primero su viga antes de criticar.
- Los orgullosos siempre ven injusticias, se ven a ellos como único justo. Y si existe alguien que tuviera que quejarse de las injusticias, es precisamente Cristo, más nunca lo hizo, eso es ser humilde.
- El humilde habla consigo mismo para corregirse, el humilde se somete, por su parte el orgulloso se revela siempre.
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