La parábola de los talentos es una de las enseñanzas más populares que se muestran en la biblia, dictadas por Jesús. Acompáñanos a ver la belleza de ésta parábola.
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La parábola de los talentos
En primer lugar, la parábola de los talentos se encuentra en el evangelio de San Mateo 25: 14-30, aunque tiene un paralelismos con el evangelio de San Lucas 19: 11-27. Éste evangelio (Mateo) es el primero de todo el Nuevo Testamento. Su autor fue el discípulo Mateo, mejor conocido como Leví y fue un cobrador de impuestos, es decir un publicano.
Leví o Mateo era un hombre letrado y se le da el puesto de primer libro del Nuevo testamento porque da una introducción excelente de quién fue Cristo, es un judío escribiéndole a judíos, enfatizando la misión de Jesucristo y citando las promesas del Antiguo Testamento.
El evangelio de San Mateo se puede dividir en cinco grandes discursos; algunos son el sermón del monte (c.5-7), la instrucción misionera a los doce (c.10) y el discurso acerca de las últimas cosas (La consumación del reino) (c.24,25).
La parábola de los talentos es un discurso sobre las últimas cosas, situado después de una serie de alocuciones dichas por el mismo Jesús sobre los postreros días, esta enseñanza muestra como primer punto la fructificación sobre la inactividad como una obligación del creyente.
En el capítulo anterior y comienzos del 25, se expone como eje principal la acción de velad, debido a que el día y la hora en que vuelva El Hijo del Hombre nadie lo sabe, solo ésta información la conoce el Padre, Dios.
¿A qué se quiso referir Jesús con la venida del Hijo del hombre? Según las creencias cristianas, Jesús vendrá por segunda vez a llevarse a su pueblo fiel y amado a los lugares celestiales para estar juntamente con Él. En sus enseñanzas destaca que esto será un acto sorpresivo y hace la semejanza como un ladrón que busca no ser descubierto.
Por tanto, velad, porque no sabéis en qué día vuestro Señor viene. Pero comprended esto: si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, hubiera estado alerta y no hubiera permitido que entrara en su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombre. Mateo 24:42-44
El señor, lo siervos y la hacienda de gran valor en la parábola de los talentos
La historia se centra en un hombre de aparente autoridad y riqueza, que tiene que partir a un viaje, en este punto el evangelio según San Lucas, nos da más lujo de detalles.
En el versículo de Lucas 19:12 nos explican que el señor feudal llama a sus siervos, esclavos o mayordomos para entregarles la administración de algunos bienes, debido a que él tendría que reclamar la investidura real.
Se pudiese interpretar que, como el señor feudal es una clara metáfora entre el mismo Jesús, se está refiriendo cuando él reclame o vuelva a estar en el cielo en el lugar de honor sentado a la diestra del Padre.
Pero a su vez se puede suponer gracias a la acotación de ese mismo capítulo de San Lucas en el versículo 27, que está hablando sobre el juicio final; entiéndase el juicio donde vivos y no vivos serán juzgados, y aquellos que no quisieron ser parte de su pueblo serán castigados.
También se pudiera decir que está cometiendo este acto de violencia contra aquellas huestes espirituales que nunca se sujetaron a su autoridad. Aquellos ángeles caídos que no querían hacer la voluntad del Señor, por los cuales son embajadores de maldad.
Si quieres meditar y saber más sobre los seres espirituales te invito a ver el siguiente vídeo. Es un tema bastante interesante.
Sinceramente una narración muy bella con Jesús y su subida al trono. Cabe destacar que el señor feudal vuelve a sus siervos, tal como la esperanza que tenemos por la segunda venida de Cristo Jesús.
Según no era muy común dejarle a un siervo la responsabilidad de una hacienda de valor exorbitante, y es que recordemos que nuestro Señor Jesucristo viene por segunda vez y ha dejado en nosotros, simples siervos y mayordomos, la más alta responsabilidad de cuidar, proteger y predicar las buenas nuevas del evangelio, como también atender a su iglesia.
Por eso no nos desanimamos, porque Dios, en su misericordia, nos ha encargado este trabajo. No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor; nosotros nos declaramos simplemente servidores de ustedes por amor a Jesús. Porque el mismo Dios que mandó que la luz brotara de la oscuridad, es el que ha hecho brotar su luz en nuestro corazón, para que podamos iluminar a otros, dándoles a conocer la gloria de Dios que brilla en la cara de Jesucristo. Pero esta riqueza la tenemos en nuestro cuerpo, que es como una olla de barro, para mostrar que ese poder tan grande viene de Dios y no de nosotros.
2da de Corintios 4: 1, 5-7
La parábola de los talentos, ejemplo de mayordomía
Una de las conceptos principales que abordan en este sermón es la mayordomía; entiéndase como mayordomía a la acción que hace una persona en la labor de administrar. Igual que los siervos administraban los talentos y la hacienda durante la ausencia de su patrono.
Pero para poder entender toda la riqueza y profundidad de la parábola de los talentos y su conexión con la mayordomía tenemos que saber qué se entiende por mayordomía.
Todo comienza en el libro de Génesis, específicamente en Génesis 1:1
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Cuando un escritor, un director, un artista o un pintor crean una obra de arte, un poema, dirección de una película, o pinta un óleo ellos tiene toda la potestad de tener y pedir algo llamado el derecho de autor.
Así mismo pasa con Dios, Él es el creador del universo, por lo tanto es el dueño del universo, o sea, tiene derecho de autor sobre el cosmos. Entender que Dios es el dueño de toda está «hacienda» llamada «mi vida» es crucial para comprender por qué Dios nos demanda mayordomía.
Apolo y yo somos servidores de Dios, y ustedes son como un campo de trigo, como un edificio construido por Dios, del cual Dios es el dueño.
1era de Corintios 3:9
Pablo con estas palabra define lo que verdaderamente significa la mayordomía, y es la relación entre el dueño y el siervo, eso define el propósito del ser humano, con Dios como dueño y la humanidad como siervos suyos, y esto no es malo o esclavizante. Dios es tan soberano que aunque le entrega los talentos para que administren, Él deja que los seres humanos seamos autónomos y tomemos nuestras propias decisiones, Dios no es un tirano, Él respeta el libre albedrío.
Todo lo contario, la mayordomía no se trata de quitarle algo al siervo (o ser humano), más bien es Dios bendiciéndonos al entregarnos los dones y talentos.
Al mismo tiempo, como el siervo y el dueño tienen una unión y el siervo no sabe qué hacer al huerto sin su amo, así mismo la humanidad no sabe qué hacer con su vida sin Dios.
»Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.
Juan 15:5
Uno de los personajes de las Sagradas Escrituras que vivió la mayordomía, se sujetó y vivió como extranjero fue la vida de José, un hombre que sin importar que adversidad viniera, confiaba en que Dios lo sostenía y ayudaría. Te invito a visitar el siguiente artículo donde aprenderemos más sobre éste asombroso mayordomo.
¿Qué son los talentos en la parábola de los talentos?
Según el contexto de Mateo 25, ¿qué se entiende por talentos?, y ¿Cómo lo podemos aplicar hoy en día a nuestras vidas?
A lo que se refería el evangelista con la palabra talento, no era un don o facultades que el señor del huerto le regala a sus siervos. No, no tiene nada que ver; se refiere a una unidad de medida monetaria tan antigua como el Antiguo Testamento.
El pueblo judío adoptó el talento en la época de Babilonia. La equivalencia de esta moneda primitiva era de 34 kg aproximadamente. A lo largo de su historia, Israel fue cambiando tanto de gobernantes como de símbolos monetarios.
Cabe destacar que también existen talentos egipcios igual a 27kg, talento griego o talento ático a el cual le correspondía a 26kg, los babilónicos eran iguales a 30.3kg. Durante el Nuevo Testamento el peso de un solo talento era similar a 58,9kg.
Para el siglo I un solo talento de oro era considerado como 6000 días de trabajo para un jornalero.
El simple hecho de tener 2 talentos como el tercer siervo era muchísima responsabilidad, y mucho dinero en esa época. Confiarle tal cantidad de dinero a un mayordomo era debido a que ese siervo demostró ser confiable, fiel e ideal para el trabajo.
Pero, ¿Cómo lo podemos aplicar este concepto hoy en día a nuestras vidas? Pues actualmente se entiende la palabra talento, como un don o una facultad a explotar o ejercer. La palabra viene a partir del conocimiento griego y del idioma latín. referenciando la misma unidad monetaria ejemplificada en la parábola de los talentos.
Luego de muchos años, la palabra talentos pasó de ser utilizada en el ámbito comercial al referirse a una serie de cualidades propias de ser humano. Es por eso que hoy asociamos esta palabra e incluso la misma parábola de los talentos, a los dones que posee una persona.
Inclusive, es inevitable pensar en la parábola de los talentos sin imaginar como esto se aplica en un caso particular de una persona. Por ejemplo: un creyente que sepa cantar y Dios le ha puesto no solo el talento sino el deseo de alabarlo, o una persona que tenga el don de servicio, es un ser abnegado dispuesto a alabar o servir a Dios por medio de sus actos.
El don de lengua, talento con los niños, el don de sanidad, ser maestro e incluso el llamado a pastorear, en fin cada aspecto que el Padre nos da como dones o talentos son para la buena administración de dichos facultades. Es nuestro trabajo y placer honrarlo a Él por medio de una buena mayordomía de nuestras vidas.
En la parábola de los talentos: diferentes tipos de personas, diferentes tipos de medidas
Algo que me gustaría resaltar, es el hecho de que no todos los siervos recibieron la misma cantidad según la Palabra , cito:
A uno le dio cinco mil monedas de oro, a otro dos mil y a otro solo mil, a cada uno según su capacidad. Luego se fue de viaje.
Mateo 25: 15
«A cada uno según su capacidad». Los servidores no sabían cuánto les darían, no sabían su capacidad, y no por obtener uno en lugar de cinco o dos era algo malo o inferior. Como ya sabemos, un solo talento representaba el trabajo de casi 6000 días de trabajo, ó sea , un talento equivalía al salario de dieciséis años de trabajo de un jornalero. Era mucho dinero.
Es obvio que para el Señor cada siervo es importante, por eso aunque no nos encomienda específicamente dinero para incrementar, nos entrega dones que podemos y debemos desarrollar.
Es importante destacar que debemos gerenciar nuestro dones y talento no solo a nivel secular sino, y me atrevo a decir que por eso los tenemos, a nivel espiritual. Para alabanza y gloria de quien es Él. Recuerda el huerto no es nuestro, nuestra vida no nos pertenece, sólo somos buenos administradores.
Si tienes 5 dones y pudiste multiplicar en 10, ¡perfecto!. Si tienes 2 pero los desarrollaste para la gloria del Señor en 4 ¡Magnífico!, la idea es no esconder los dones que Dios nos manda a desarrollar y gerenciar. Porque ahí también habrá abundante bendición para sus siervos.
Actitudes de los siervos
Una parte muy importante de la parábola de los talentos son los personajes. Ya hablamos sobre el dueño, es una analogía muy bien planteada de Jesús como el Cristo. Una autoridad que designa a sus labores y dones a sus siervos mientras su ausencia física.
A diferencia del señor de la parábola, Jesús nunca dejó a sus siervos solos. Nunca nos deja abandonados, más bien nos deja con el consejero, el cual es mejor porque es el Espíritu Santo.
Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Abogado Defensor, quien estará con ustedes para siempre. (…) »Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo. Recuerden lo que les dije: me voy, pero volveré a ustedes. Si de veras me amaran, se alegrarían de que voy al Padre, quien es más importante que yo.
Juan 14: 16, 27-28.
Ahora estudiaremos los dos tipos de siervos que se explican en la parábola de los talentos:
El siervo útil y fiel
La actitud de un siervo útil está expuesta en los versículos 16 y 17. Jesús en palabras del evangelio de San Marcos se refiere a los siervos de 5 y 2 talentos.
»El siervo que recibió las cinco bolsas de plata comenzó a invertir el dinero y ganó cinco más. El que tenía las dos bolsas de plata también salió a trabajar y ganó dos más.
Marcos 25: 16-17.
«Comenzó a invertir» «salió a trabajar y ganó más». Estas palabras ejemplifican la utilidad del siervo. Un siervo útil es aquel que primeramente obedece al amo de la hacienda. Las instrucciones con cualquier don entregado por Dios son obedecer y fructificar. No puedes saber que harás sino lees las instrucciones y pasas delante del Señor de la hacienda.
Una vez completado el primer paso de obediencia y sujeción la fructificación no llegará tarde. Pero no pasará si no trabajamos, el enfoque del trabajo esta muy arraigado tanto en el Judío, la biblia como en el ser humano.
Recordando que las fuerzas no vienen de nosotros mismos, sino del Padre Celestial, el dueño de nuestro cuerpo y el universo.
Un ejemplo de un siervo útil y fiel lo vemos en la historia de Filemón. La narrativa nos muestra a el apóstol Pablo como narrador y escritor de dicha carta. Donde pide que vuelva a tomar bajo su cuidado y casa a su siervo Onésimo, un siervo que tal vez le robó, nunca explica, pero que ahora por medio de la redención en Cristo vuelve a casa, como su nombre propio significa, un ser útil.
Esto es una metáfora que quiero acotar, todos somos «Onésimos», somos personas lejos de casa que aunque nos llamamos «útil» solo podemos serlo cuando entramos con el dueño nunca solos.
Dios es el dueño de tu vida, el hace que tus debilidades sean fortalezas, que tus dudas desaparezcan. Cuando vamos de parte de Jesús, como «Onésimos» de parte de Pablo, no hay nada que temer.
Onésimo (Onésimo significa «útil») no fue de mucha ayuda para ti en el pasado, pero ahora nos es muy útil a los dos.
Filemón 1 : 11
El siervo temeroso y perezoso
Pero el siervo que recibió una sola bolsa de plata cavó un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su amo. »Por último se presentó el siervo que tenía una sola bolsa de plata y dijo: “Amo, yo sabía que usted era un hombre severo, que cosecha lo que no sembró y recoge las cosechas que no cultivó. Tenía miedo de perder su dinero, así que lo escondí en la tierra. Mire, aquí está su dinero de vuelta”.
Marcos 25:18, 24-25
El temor a Jehová es diferente a tener miedo al Señor. El temor a Jehová es una actitud de humildad, reverencia y admiración a la figura de quién es Dios, es también la convicción sobre un Dios de amor pero que también es un fuego consumidor.
Ya que estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos y agrademos a Dios adorándolo con santo temor y reverencia, porque nuestro Dios es un fuego que todo lo consume.
Hebreos 12: 28-29
La actitud de tenerle miedo a Dios es una aberración puesta por el mismo ego del siervo y del enemigo mismo. El siervo puso sus limitaciones y prejuicios antes que sus responsabilidades y obligaciones. Se dejó guiar por su corta vista y miedos.
Puso sus miedos antes de la Palabra de Dios. «La falsa humildad» no es más que una artimaña del adversario. Personas, hermanos y creyentes que se creen estas mentiras:
«No puedo porque ese puesto en la alabanza es mucho para mí»; «no creo que sea para mí, tal vez no esté a la altura»; «prefiero no servir en esa área a la congregación. Debido a que no estoy calificado»; «prefiero esconder mi talento antes de ser visto como un tonto fracasado».
No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.
Juan 15:16
Recuerde lo escrito en el evangelio San Juan Él nos escogió y comisionó. Él sabe tus debilidades, fallas, metas, dónde te caes y dónde necesitas su apoyo. El Señor sabe que no somos perfectos pero se plació en entregarle a los esclavos y sirvientes el control de su hacienda, el control de lo más preciado.
Somos llamados de las tinieblas a la luz y estamos en la misión de evangelizar las buenas nuevas del evangelio de la paz.
Conclusiones sobre la parábola de los talentos
La parábola de los talentos es una alegoría descrita en el Nuevo Testamento con una clara enseñanza moral y espiritual. Fue usada para predicar el juicio final de una manera comprensible en palabras del mismo Jesucristo.
Sus personajes aunque anclados en la realidad y contexto del primer siglo de la iglesia primitiva. Ejemplifican de manera maravillosa la relación entre el Señor y sus siervos.
El señor feudal como una metáfora de Jesucristo. Estudiamos como en San Lucas ésta parábola, parábola de los talentos, tiene un paralelismo muy fuerte. Donde se muestra como éste señor se ausenta para recibir un reino, en un lugar muy lejano, dejándole la administración y gerencia a sus leales siervos.
Algo que evidentemente Jesús hace con la iglesia, nos deja a cargo de su tesoro, no una hacienda sino nuestras vidas y la prédica del evangelio.
Como tema principal se aborda el concepto de mayordomía, piedra angular en la vida del creyente. Este concepto es tan importante que sin el completo entendimiento, no será posible creer y fructificar como discípulo. Reconocer que no somos los dueños sino los siervos, es la clave para tener “temor santo” a Jehová.
A su vez, estudiamos una breve historia sobre la etimología de la palabra «talentos» y vimos como ésta se relaciona con la misma parábola de los talentos. Los talentos son dones preciados, que se comparan con oro y plata.
Aprendimos como la actitud es todo para ser un buen siervo. Como un «Onésimo» somos útiles, pero solo sirviendo al Rey de Reyes y no a nuestro ego y temores.
Despojándonos de todo miedo, creyendo en sus promesas es como seremos reconocidos como «buen siervo fiel, en lo poco (aquí en la tierra) fuiste fiel, en lo mucho (los lugares celestiales) te pondré». Descansando en su Palabra seremos más que vencedores.