Las parábolas son narraciones breves sobre un hecho cotidiano de la época, dichas por Jesús de Nazaret. En las parábolas, los hechos fueron presentados de una forma excedida para dar a conocer un misterio espiritual, educando moral y religiosamente al pueblo. A continuación hablaremos de la parábola de las bodas o de la parábola de las fiestas de bodas.
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Parábola de las bodas
En las parábolas no intervienen personificaciones humanas de animales. Tampoco hay mitos o seres mitológicos, ya que están basadas en hechos u observaciones creíbles de la naturaleza.
De este modo, las parábolas se encuentran en los evangelios sinópticos; esto es sobre la existencia de una conexión que es apreciable partiendo de una comparativa entre los tres.
De acuerdo a esto, las parábolas están en los evangelios canónicos: el de Mateo, Marcos y el de Lucas. En este artículo también mencionaremos; a la parábola de las bodas del cordero y de la parábola de las bodas del hijo del rey
La comprensión de las parábolas
El mensaje que transmite Jesús por medio de las parábolas, lo comprenden solo aquellos que han aceptado a DIOS en su corazón; significando con esto que son verdaderos discípulos suyos.
También Jesús señala que aquellos que tienen el corazón endurecido, y han cerrado sus ojos, no pueden comprenderlas; por tanto no están comprometidos con Él y no pueden recibir su ayuda ni la de su mensaje; y si deseas conocer más acerca de este tema te invitamos a a leer nuestro articulo referente a parábolas de Jesús.
Parábola del banquete de las bodas Mateo 22: 1-14
En el capítulo 22 se encuentra la parábola de las bodas que expresa lo siguiente:
El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de boda a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir.
Volvió a enviar a otros siervos, diciendo:
Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas.
Más ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos los afrentaron y los mataron.
Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos.
Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuántos halléis. Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí un hombre que no estaba vestido de boda.
Y le dijo: Amigo ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Más él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadla de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son los llamados y pocos escogidos.
Meditación sobre la parábola de las bodas
En la parábola se puede observar que la fiesta de bodas presenta el llamado de DIOS para la participación del reino de los cielos. El llamado es a cada persona por intermedio de la prédica del evangelio, lo escucha comprendiendo que es la palabra del Señor.
La palabra del evangelio puede ser comunicada por cualquier persona, un compañero de trabajo, compañero de estudio, un vecino que puede encontrarse en la calle, en un parque, en el transporte o cualquier lugar y las consecuencias, el oyente debe asumir si rechaza el llamado.
Entonces, el llamado a muchos que tienen la necesidad de disfrutar el reino de los cielos, el gran banquete, lo hace DIOS. El banquete lo tiene preparado para aquellas personas que le aman.
La respuesta al llamado no es total, ya que muchos lo rechazan y otros reciben con alegría el mensaje, convencidos de seguir y pedir a Jesucristo que no se separe de ellos por el tiempo de vida que les queda.
Significado de los elementos presentes en la parábola de las bodas
Como la boda es un hecho real, las personas, los hechos que están en ella tienen un significado. Respecto al banquete, todo lo dispuesto, es el reino de DIOS y se llega a él por Jesús. Como todo banquete, hay invitados para que compartan y disfruten de lo que es ofrecido en la celebración.
Los invitados están conformados por los habitantes de Israel. Fueron privilegiados, escogidos, ya que entre ellos estuvo Jesús divulgando la palabra, enseñando. Además, fueron testigos del sacrificio en la cruz para el perdón de los pecados.
Pero el pueblo de Israel, los judíos, rechazaron la invitación, el banquete era para ellos y no aceptaron a Jesús como el Mesías. Los siervos, los profetas, que habían divulgado el reino y la venida de Jesús nunca fueron considerados por los judíos.
Entonces, el Rey DIOS ordenó que el banquete, el reino de los cielos es para todos y que pueden entrar, solo hay que aceptar la invitación: aceptar a Jesús. De esta manera, el judío y el gentil (no judío), están invitados, sin importar si es bueno o malo, pobres o ricos.
La vestidura para ser parte del Reino de DIOS
No basta con decir, fui invitado, sino que debe el invitado preparar su vida, lleno de fe en DIOS y haber cumplido su ley. Es sencillo, cumplir con la exigencia del vestido para la boda: Amar a DIOS con toda tu mente y todo tu corazón y amar al prójimo como a ti mismo, de lo contrario no será aceptado.
Por otro lado, sin excepción, todos llegarán al banquete. Allí serán juzgados si tienen la vestidura para estar en el reino de DIOS y el que no cumpla, será desechado y enviado al infierno.
Muchos los llamados, pocos escogidos
El pueblo ha sido llamado a vivir eternamente. Unos responderán que no tienen tiempo para atender el llamado, la invitación porque le dan más importancia a las cosas del mundo, son su vida, no DIOS.
Otros justifican que son buenos, según su parecer o criterio, porque dan limosnas o porque no matan o simplemente dicen que son buenos.
La justificación propia no es suficiente para estar vestido para el reino de DIOS. Para esto, la persona debe cambiar y nacer nuevamente, dejar las cosas del mundo y aceptar a Jesús como el único camino para llegar al reino de DIOS.