El libro del Génesis constituye la base narrativa de la cual surge gran parte del entramado entero de la fe judeocristiana. Te invitamos a descubrir sus historias e interpretaciones.

De origen griego, según su aparición en la primera traducción del libro hebreo al lenguaje helénico conocida como Septuaginta, la palabra Génesis denota principio, origen, nacimiento. Bereshith, su título original en hebreo según las primeras palabras escritas en su texto, que anuncian la creación de los cielos y la tierra, conduce al mismo significado. El primer libro de la Biblia es, en dos platos, el relato del origen de todas las cosas. Del firmamento, del sol y la luna, de mares y animales. Incluso del mismo Hombre.
Si esto te parece inabarcable, añade a la mezcla el hecho de que también se trata de una exposición poética de la relación del ser humano con Dios, los compromisos que el ser divino ha establecido con nuestra especie como sus representantes sobre la Tierra y los desvíos y rescates que hemos vivido a lo largo de los siglos durante todo este proceso de difícil entendimiento. Una de las más grandes historias de nuestra cultura mundial, el libro del Génesis.
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Perspectiva histórica
El primer debate que suele plantearse en torno al Génesis es la discusión sobre su autoría. Si bien buena parte de la historiografía moderna tiende a ver el Pentateuco en general (los cinco primeros libros de la Biblia incluyendo el libro del Génesis) como un amasijo de tradiciones de distinta fecha, estilo y procedencia, con énfasis sobre distintos aspectos teológicos contradictorios, los textos sagrados mismos defienden que el texto entero proviene de la mano inspirada del profeta Moisés.
Los Hechos de los Apóstoles reconocen a Moisés como maestro de la costumbre de la circuncisión, establecida en el Génesis (17:11). En el libro de Reyes (1 Reyes 6:1) se entrega al lector una marca cronológica para situar la redacción o compilación del Pentateuco precisamente en los años probables del pueblo elegido vagando por el Desierto (1446-1406 A.C). Y el estudio literario de cerca sobre los escritos parece respaldar la teoría de la unicidad del proyecto autoral, desde el punto de vista del creyente.
Por otra parte, el contenido del Génesis puede ubicarse contextualmente dentro de las formas de vida tribales mesopotámicas y egipcias. Las referencias al pastoreo, el cultivo de la uva, las prácticas funerarias, la cría de ganado, las descripciones geográficas de regiones específicas, todo remite a ambas civilizaciones antiguas. El Edén, entre el Tigris y el Eúfrates, y la Torre de Babel tienen explícitamente como telón de fondo estas regiones.
Pero no sólo se evidencia una conexión nítida con estos escenarios físicos. También a nivel narrativo pueden encontrarse curiosos paralelismos con los relatos bíblicos desde otras mitologías y religiones de la zona. El manuscrito acadio de Atrahasis presenta un diluvio, un personaje sabio que construye un arca y la llena con su familia y sus animales bajo instrucción divina. Misma historia aparece en un fragmento de la épica sumeria de Gilgamesh. El babilónico Enuma Elish describe también un proceso de creación divina del universo bastante cercano al Génesis.
Por supuesto, estos mitos paralelos al texto hebraico que nos ocupa plantean los tópicos desde el formato politeísta. El diluvio es, por ejemplo, idea del dios Enlil y es su compasivo hermano Enki el que ofrece ayuda clandestina al Noé acadio. Marduk, dios creador del Enuma Elish, no es la divinidad única, sólo la más poderosa de un vasto panteón de seres sobrenaturales, cada uno con su propio nicho de adoración.
Historias del Libro del Génesis

Veamos ahora un humilde resumen de las narrativas que conforman el Libro del Génesis. Dada su extensión y complejidad, debemos dejar claro nuestro propósito meramente panorámico, para impulsarte a acercarte directamente a la riqueza de las Escrituras.
Capítulos 1-11: Creación, Caída, Diluvio y Torre
El texto bíblico arranca en suspenso, en medio del oscuro y desordenado Caos, con el Espíritu de Dios flotando sobre las aguas primigenias. No tarda mucho la divinidad para ponerse en movimiento creativo: el Señor ejecuta una serie de separaciones sobre la realidad para fundamentar la estructura del mundo. La luz es separada de las tinieblas, el firmamento del mar y el mar de la tierra seca.
Una vez seccionados todos los ámbitos, empieza a poblarse cada uno de elementos que los caracterizarán para siempre. El cielo recibe su par de luminarias con su conjunto de estrellas, la tierra produce vegetación y bestias andantes o reptantes, y las aguas dan nacimiento a grandes cetáceos y otros seres marinos, además de aves que las sobrevuelen.
Luego de que todo queda armado y vivo en el universo, es creado el ser humano, el varón Adán a partir del polvo y la hembra Eva mediante la costilla de su compañero, como dominador absoluto de la creación, representante del orden divino sobre la Tierra. Un símbolo importante de su posición es su responsabilidad asignada de ponerle nombre a todas las criaturas recién creadas.
Tras colocar al par humano desnudo e inocente en el jardín del Edén, Dios expresa su primera restricción: los humanos pueden comer de cualquier fruto de su huerto excepto del que cuelga del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. De consumirlo, morirían. (1-2)
Como es de imaginarse, el ser humano desobedece rápidamente a esta prohibición. El catalizador de su rebeldía es la astuta Serpiente, que convence a Eva de las ventajas que tendría el consumo del fruto en términos de adquisición de sabiduría: la pareja humilde se convertiría en una pareja de dioses. Ambos comen del fruto y de inmediato su consciencia es transformada. Reconocen su desnudez y culpa, escondiéndose, temerosos por primera vez, de su Creador.
Dios castiga minuciosamente a los tres desobedientes describiéndoles el peso entero de la vida mundana en la que tendrán que sobrevivir. La mujer sufrirá los dolores del parto y la sumisión. El hombre se verá encadenado al trabajo constante de la tierra para arrebatarle el sustento. Y la Serpiente se arrastrará penosamente sobre su vientre, viviendo una existencia de perpetua conflictividad existencial con la especie humana.
Queriendo zanjar la posibilidad de que el apetito humano alcanzara también al Árbol de la Vida, consiguiendo también la inmortalidad junto a la consciencia recién obtenida, Dios expulsa a Adán y Eva del Edén y resguarda el Árbol sagrado con querubines y espadas llameantes. (3)
El primer drama familiar tras la expulsión proviene de Caín y Abel. Pastor éste y labrador aquél, ofrecieron sendas ofrendas a Yahvé, de las cuales sólo la de Abel fue vista con agrado. Caín comete el primer crimen de todos, asesinando a su hermano en venganza y es condenado a errar por el mundo. Esto crea dos linajes distintos, que generan pueblos distintos, con relaciones divergentes con respecto a Dios. (4-5)
Miles de años después, la feroz estirpe de Caín había llevado al planeta al colmo de la corrupción. Dios decide destruir a la especie humana con un Diluvio, a excepción del linaje de Noé, descendiente directo del devoto Set, hijo de la pareja original. Noé es instruido para construir una gran arca que resguarde todas las criaturas terrestres creadas en el primer capítulo del Génesis y que resista el embate de las aguas.
Todo fue destruido en una lluvia de cuarenta días. Tras la catástrofe, Noé abandona el arca junto con su familia y animales, ejecutando un gran sacrificio para la temible divinidad. Yahvé, complacido, promete no destruir a nuestra especie nunca más, colocando el arcoíris en el cielo como señal del convenio. El momento idílico no dura mucho: Noé se despide del Libro con un episodio humillante de embriaguez (6-9).
Siguiendo la tradición de desobediencia, varios poderosos descendientes de Noé intentan edificar en Babel una torre cuya cúspide alcance el mismo cielo. Dios interviene nuevamente para limitar la ambición humana, troceando sus lenguajes en distintas variantes y lanzándolos a la confusión. Este es el origen de todos los idiomas humanos. (11).
Como atractivo resumen de toda esta sección, invitamos a ver este interesante vídeo de animación bajo la perspectiva cristiana:
Capítulos 12-50: linaje de Abraham
Después de la narrativa básica global de los primeros once capítulos del Libro del Génesis, los siguientes se ocupan de la historia detallada del pueblo de Israel.
La primera historia cubre en gran medida las vicisitudes y conflictos del patriarca Abraham en su viaje nómada por la Tierra Prometida, siguiendo los mandatos de Yahvé. Éste le promete, además de la posesión de la región, la fundación de una gran nación bajo su nombre, tan numerosa como las estrellas en el cielo, y la sanación de la esterilidad de su esposa Sara para engendrar un heredero (12-15).
La promesa es cumplida y de Sara nace el siguiente patriarca, Isaac (Abraham también engendra a Ismael, padre del pueblo árabe, con su esclava Agar). Como muestra del nuevo convenio con Dios, Abraham acepta circuncidarse y circuncidar a toda su progenie.
Tras destruir a Sodoma y Gomorra por sus pecados, Dios exige todavía más para probar la fidelidad de su criatura: exige sacrificar a Isaac, el hijo milagroso recién otorgado. Cuando Abraham se dispone a hacerlo, un ángel lo detiene, reconociendo su lealtad y señalando un cordero en lugar del niño. (16-23).
Luego de la muerte de Abraham, la historia vira para seguir los problemas de la estirpe de Isaac, engendrada junto a Rebeca. Como un claro presagio de su futuro, los mellizos Esaú y Jacob peleaban desde el vientre y uno nació agarrando del tobillo firmemente al otro. Uno fornido y cazador, el otro delgado y contemplativo, protagonizan otra de las clásicas peleas fraternas de la Biblia.
El pícaro Jacob despoja consecutivamente a Esaú con argucias de su primogenitura y de su bendición paterna. ¡Es increíble lo que puede lograrse con un buen plato de lentejas, ofrecido a cambio de los privilegios de primogénito! Al huir para evadir su furia, recibe en el camino otra revelación de Dios, donde se renueva la promesa hecha a Abraham e Isaac desde lo alto de una Escalera al Cielo. Posteriormente, con astucias dignas del mismo Jacob, su tío Labán lo convence para servirle durante catorce años para casarse con sus hijas Lea y Raquel.
Cercado finalmente por Esaú, Jacob lucha toda la noche con un misterioso ángel sin nombre que le produce una lesión permanente en la cadera, limita su arrogancia y le impone el nombre de Israel, el que lucha con Dios. Al amanecer, se reconcilia conmovido con su hermano, entre lágrimas e intercambio de bienes (24-36).
Al envejecer, Jacob elige a su hijo José como su favorito, cubriéndolo de coloridas vestiduras. Esto provoca otro conflicto entre hermanos, que deciden tomar a José y venderlo como esclavo a los egipcios. La aparente mala suerte del joven se revela como parte del plan de Dios, al utilizar José sus dotes de interpretación de sueños para escalar en la jerarquía de los egipcios, hasta ser gobernador de toda la región. Cuando su padre y hermanos visitan Egipto, José los recibe con perdón y brazos abiertos. (37-50).
La narrativa del Génesis termina aquí, dejando todo dispuesto para el gran regreso de Israel a la Tierra Prometida bajo el liderazgo firme de Moisés, en el Éxodo.
Conclusión
El Génesis nos habla del establecimiento divino de todos los ejes del mundo, desde la naturaleza hasta las bases de la civilización. Es un relato complejo sobre fidelidad y desvíos, y sobre cómo la inteligencia sobrehumana logra utilizar los caminos torcidos por el hombre para que conduzcan igualmente hacia el Bien.
Es una narrativa basada sobre pactos divinos sostenidos regularmente con una generación humana tras otra, por la confianza inagotable del Creador en nuestras posibilidades como rectores secundarios del mundo que nos rodea.
Si te ha interesado este artículo sobre el Libro del Génesis, probablemente quieras profundizar en el texto sagrado tú mismo, sin intermediarios. Para esto te resultará útil este otro artículo sobre como estudiar la Biblia correctamente. ¡Sigue el link!