Los humanos tenemos leyes que establecemos en consenso. Estas leyes, tienen por base la moral, el respeto y la rectitud. Sin embargo, en lo espiritual también hay leyes, las cuales son establecidas por Dios, Padre de todo. Conoce aquí lo que dice la Biblia, acerca de por qué la ley de Jehová es perfecta.
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La ley de Jehová ¿Es realmente perfecta?
Al leer la Santa Biblia, a menudo, nos encontramos con cuestiones que nos confunden. Un ejemplo de ello son los textos Hebreos 7:19 y Salmos 19:7. Esto ocurre porque percibimos ciertas cosas que parecen ser contradicciones, pero no es así. En realidad, ocurre que, muchas veces, nos olvidamos de tomar en cuenta el contexto de estas palabras, el por qué dicen lo que dicen. A continuación, citamos lo que dicen los textos mencionados:
- Hebreos 7:19: «(pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios».
- Salmos 19:7: «La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma;
El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo».
Al leer ambos textos de la Biblia, podemos observar lo que parece ser una contradicción. Por un lado, vemos que se dice que nada «perfeccionó la ley». Por otro lado, vemos que en Salmos la Biblia dice que la ley de Jehová es perfecta. Esto nos lleva a preguntarnos ¿Por qué existe esta contradicción? ¿Se tratará de un error del texto?
Para responder a esta pregunta, es indispensable analizar mejor. La Biblia no posee error alguno, el único error, generalmente, es nuestra interpretación de ella.
Si leemos Hebreos 7:19, vemos que se trata simplemente de un fragmento de algo, entonces debemos leer el versículo anterior, el cual dice lo siguiente:
Hebreos 8:18: «Queda pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia […]»
Como podemos ver, después de esto seguimos con el versículo siguiente, Hebreos 7:19, pero ya tenemos el contexto. Se trata del mandamiento anterior, lo cual ya explicaremos y también qué significa que la ley de Jehová es perfecta en la iglesia adventista.
Había otra ley o mandamiento
La «ley», como la llamamos, no es más que los «mandamientos» que la mayoría de nosotros conocemos. Cuando en la Biblia, en Hebreos 7:18, se hace referencia al «mandamiento anterior» en este texto, se refiere a la conocida como la ley de Moisés. Esta fue escrita por Moisés en el Monte Sinaí en unas tablas de piedra, bajo orden de Dios, quien realmente fue el que las estableció y eran mandamientos para el pueblo de Israel.
Cuando Moisés bajó del Monte Sinaí, vio a la gente del pueblo alabando a un becerro de oro, lo cual lo enfureció y terminó por romper las tablas. No obstante, Dios le ordenó establecer la ley, lo cual hizo. Esta ley se hizo con el objetivo de llevar a cabo el proceso de salvación del hombre, fue la fase antes del sacrificio de Jesús y, de hecho, esto fue mucho antes de su nacimiento. Esta ley después fue «abrogada» o derogada porque, luego del sacrificio de Jesús para perdonar el pecado del mundo, ya no era necesaria.
La ley de Moisés contemplaba el sacrificio y las ofrendas para el perdón de los pecados. Esto no lo vemos en la nueva ley, pues ya no es necesario.
Entonces ¿Es la ley de Jehová perfecta? Reflexión
Ahora que ya sabemos lo que quiere decir la Biblia en Hebreos 7:18-19, podemos continuar con lo que hay en Salmos 19:7. Dice el autor que la ley de Jehová es perfecta. Como se decía antes, la ley de Moisés se hizo y aplicó en otro momento de la historia, antes del sacrificio de Jesús por el perdón de los pecados.
Esta contemplaba el sacrificio por los pecados, las ofrendas para pedir perdón a Dios Padre. Sin embargo, esto no perfeccionó la ley. Cuando Jesús, mucho más adelante, se sacrifica por el perdón de los pecados del mundo, entonces ya los sacrificios y demás no son requeridos. Ya no es necesario el asesinato por los pecados, por eso murió Jesús Nuestro Señor.
Cuando el autor de Salmos dice que «la ley de Jehová es perfecta» es porque se refiere a lo que es la palabra de Dios. Es perfecta, es dulce, es pura. Además, no se refiere solo a la ley de Jehová que conocemos, también a la de Moisés, pues todo esto en su conjunto es la palabra de Dios. Si te interesa seguir aprendiendo sobre la Biblia, te invitamos a leer cuáles son las 3573 promesas de la biblia.
¿En qué consiste la ley de Jehová?
Decíamos que la «ley» son los mandamientos que conocemos. Esta es la palabra de Dios, un conjunto de «leyes» o «reglas» que debemos seguir para tratar de mantenernos libres de pecados. Quebrantar una sola de estas, es quebrantar todas. A continuación, te mostramos los mandamientos de forma resumida:
- Amarás a Dios por sobre todas las cosas.
- No tomarás el Nombre de Dios en vano.
- Santificarás las fiestas en nombre de Dios.
- Honrarás a tu padre y a tu madre.
- No matarás.
- No cometerás actos impuros.
- No robarás.
- No darás falso testimonio ni mentirás.
- No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
- No codiciarás los bienes ajenos.
Los diez mandamientos o la ley de Dios también son conocidos como Decálogo, palabra griega que significa «diez palabras». Según la versión de la Biblia que leamos, estos pueden tener ligeras variaciones, pero son, en general, los mismos.
La importancia de la ley de Dios
Para todo en nuestra vida cotidiana hay normas. Constituimos leyes, lo hacemos en consenso, para asegurar en la medida de lo posible que se respete a cada individuo y todo lo relacionado con el mismo.
Lo mismo ocurre en lo espiritual, somos seres creados a la imagen y semejanza de Dios, somos sus hijos, producto de él y la Tierra nos pertenece porque Él la creó para nosotros. Por lo tanto, también hay una serie de normas, leyes o mandamientos que debemos cumplir. Con esto, promovemos el amor a nuestro prójimo pues las otras personas son nuestros semejantes, además de convertirnos en seres de luz, que con ella iluminamos a aquellos que la requieren. Dios sabe todo lo que hacemos y si hacemos su voluntad.
Esta serie de mandamientos servirán para que nos hagamos un camino hacia la perfección. La perfección no es estar libres de pecado, es madurar, crecer y ser la mejor versión de nosotros mismos, aprender de nuestros pecados para evitar cometerlos otra vez.